La adicción. Una palabra cargada de estigma, de vergüenza y, a menudo, de incomprensión. Pero, ¿qué es realmente? No es simplemente «querer demasiado» de algo. Es una compleja danza neuronal, una alteración profunda del sistema de recompensa del cerebro que, a la larga, erosiona el control, la razón y la propia identidad. Es un camino que, sin que siempre se note, nos arrastra a una espiral descendente, donde el placer se convierte en necesidad y la búsqueda de satisfacción en el mundo exterior reemplaza la búsqueda interior.
El Cerebro y la Dopamina
Para entender la adicción, necesitamos comprender cómo funciona nuestro cerebro. El sistema de recompensa es un circuito neuronal fundamental para la supervivencia. Cuando realizamos una acción para beneficiarnos, o para nuestra supervivencia (comer, reproducirnos, socializar, etc…) el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la motivación. Esta liberación de dopamina refuerza esa conducta, motivándonos a repetirla.
El mecanismo de recomensa es un sistema natural, útil para aprender y para adaptarnos al entorno. Sin embargo, cuando hablamos de adicciones, la cascada de dopamina se altera drásticamente. Las sustancias adictivas (drogas, alcohol, etc) o las actividades adictivas (juegos, redes sociales, etc) desencadenan una liberación de dopamina mucho más intensa y rápida que los estímulos naturales. Esto crea una hiper-recompensa, un «shock» neuronal que el cerebro asocia a la conducta adictiva, reforzándola fuertemente.
La Normalización de las Adicciones
De forma que, cuando hablamos de adicciones, no sólo hablamos de drogas y el descontrol que estas generan. Sino que podemos ver adicciones en muchas formas de estímulos que se han hecho comunes a lo largo de los años. Las redes sociales, la necesidad de likes, de ser «virales», la pornografía, la necesidad de aceptación, las conductas iracundas, auto flagelantes, entre otras, son ejemplos de esta corriente que controla nuestras acciones por la búsqueda del placer inmediato y fácil. Dejando a un lado por consecuencia las cosas que cuestan tiempo construir para disfrutar, como relaciones verdaderas, proyectos de trabajo, la mejora personal, entre otros.
Diagnóstico y Aceptación
Basta una mirada sincera para darnos cuenta que muchos de nosotros de alguna forma u otra, estamos encadenados a ciertos comportamientos para adquirir estas recompensas dopamínicas. Y en virtud de acernos dueños de nuestras propias vidas, nuestro deber es identificarlas, aceptarlas, y tomar la decisión de superarlas. Para así recuperar esa parte de nosotros que está comprometida con eso, recobrar esa energía de vuelta, y desarrollar el potencial que hemos estado perdiendo gracias a esa conducta.
Algunas características de este trastorno de comportamiento, son:
- Pérdida de Control: No poder controlar la frecuencia o la cantidad de la conducta adictiva.
- Priorización: La conducta adictiva se convierte en la principal, o incluso única prioridad en la vida.
- Negociación o Justificación: La persona minimiza o justifica su comportamiento adictivo.
- Consecuencias Negativas: La conducta adictiva causa problemas en la vida social, laboral, familiar o de salud. Afecta directamente en el potencial de la persona.
Implicaciones Espirituales
Si bien la adicción es vista como un evento indeseado, la realidad es que son oportunidades de conciliación espiritual.
En el Cristianismo es «Caer en la tentación», pero también una oportunidad para practicar el arrepentimiento y la reconciliación con Dios.
En el Budismo es «Parte del ciclo del Samsara» (sufrimiento), pero la liberación (nirvana) se alcvanza al romper el ciclo de deseos y aferramientos.
De forma que, a través de reconocer la verdad, iniciaremos el camino de vuelva a la fuente. Cultivando la consciencia de lo que somos, y de lo que podemos llegar a ser, podemos observar los deseos sin identificarnos con ellos, y saber que nuestra verdad está más allá de la simple satisfacción temporal que estos ofrecen.
Al tomar una desición, reemplazaremos esos deseos con total intención de transformarnos. Celebrando cada día que nos alejemos de esas actitudes, firmes en nuestra determinación cada momento que se presenten, observándolas, y dejando que se disipen como nubes mientras enfocamos nuestro actuar en cosas que sí nos construyan desde dentro.
Servir a los demás es también una forma de ayudar romper este ciclo, cuando nos ponemos a dispoción y ayudamos a otros, esas actitudes no encuentran cabida en la responsabilidad que tenemos de apoyar al necesitado, sencillamente no son capaces de aparecer entre nuestra intención y acción de caridad y bondad. Se desvanece como la oscuridad en la luz.
La Libertad como Sendero de Iluminación
La resolución de adicciones no es un fin, sino un camino. No es una lucha contra ellas, es cultivar quienes somos sin ellas. Cada paso es una conversación con lo divino, la búsqueda del equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. No esperes el momento adecuado, el momento perfecto es hoy, justo ahora. La libertad comienza con un solo paso, y la desición es tuya.